Ir al contenido principal

Te envidio, Woody Allen

Estaba pensando en cómo hacer para que me diera sueño y tuviera ganas de dormir, mientras por mi mente pasaban pensamientos aleatorios sobre el gran desastre de mi vida que, por más que intento, no estoy logrando mejorar.

Ese pequeño caos que estoy tratando de ocultar con un optimismo que día tras día me cuesta más trabajo mantener, cuando de pronto se me vino a la cabeza lo genial que sería tener una vida como Woody Allen.

Ya saben, tan relajado, siempre tomando la vida con una filosofía que hace parecer como que nada le afecta. Todo lo toma con humor, a la ligera. 

Hasta su trabajo lo hace así. Y lo hace bien. Año tras año nos entrega una nueva película que, si bien no todas son una mejor que la otra, sí tienen algo de obras de arte y ciertas lecciones que, en un principio nos hacen reír y luego nos terminan dando ganas de llorar.

Ok, no.

O sí.

O al menos nos hace pensar un poquito más a fondo sobre nuestras realidades, creo.

Además escribe y toca jazz.

Pareciera que siempre está improvisando y con eso le va bien; le basta y sobra. Se le ve tranquilo y muy contento con su vida.

Qué envidia.

¿Por qué no podemos ser todos un poquito como Woody Allen?

¿Por qué no a todos nos va bien cuando intentamos improvisar?

Él, cuando improvisa, recibe aplausos en los cafés y bares donde toca jazz, recibe reconocimientos y elogios cuando entrega películas y entra de inmediato al top de ventas con sus (pocos) libros.

Yo, cuando improviso, me lastimo la espalda, el hombro, recibo un par de centavos en AdSense y, de vez en vez, siento que estoy en la ruta equivocada y con un proyecto de vida que se me viene encima y se desmorona desde arriba.

Qué envidia te tengo, Woody Allen.

Y sí, estoy loco, ¿Ustedes?

Comentarios

Otros visitantes también leyeron esto:

Calaverita para #Viajefest

Como a una caña

Miedo a ser feliz