Ir al contenido principal

Mi pie no se quiere ir

 


Últimamente, he repetido que estoy a una decepción amorosa de volverme "trepacerros" que vibra alto. Lo digo un poco en broma, pero también un poco en serio (y con preocupación); pasa que en los últimos días, luego de un tropiezo doloroso, comencé a experimentar con la espiritualidad, la meditación y la actividad física. 

Quizá para sentirme mejor, quizá para evadir pensamientos repetitivos, quizá para lidiar de otra forma con lo que siento, todavía no lo sé.

El punto es que una de estas nuevas formas de vivir y gastar energía fue la de intensificar mis caminatas, comenzar a trotar y, a veces, hasta correr (pero yo juro que no estoy evadiendo nada, jeje).

La semana pasada, en una de mis sesiones de caminata/trote/carrera, me lastimé el pie y tendré que pausar esa actividad por unos días hasta recuperarme.

Eso me llevó a pensar en lo difícil que es el proceso de irse, el cómo pareciera que el cuerpo se aferra y te obliga a revisitar ese dolor que tratas de dejar atrás.
Por eso escribí esta décima que hoy les comparto.

¡Feliz inicio de semana!   

Para dejar de pensarte
Experimenté con correr
La mente dejó de joder
Y dejé de stalkearte
"¡Ya no voy a extrañarte!"
Pensaba con optimismo
Pero volvió el dramatismo
Mi pie decidió rendirse
Él se resiste a irse
Y me puso a escribir de lo mismo.



_________________

¡Muchas gracias por leer!

¿Me invitas un café?


Comentarios

Otros visitantes también leyeron esto:

Calaverita para #Viajefest

Como a una caña

Miedo a ser feliz