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No me gusta la mayonesa ni la resignación

Desde que tengo memoria, uno de los sabores que más detesto es el de la mayonesa; ese aderezo de color blanco percudido-amarillento que tantas personas aman, yo simplemente lo aborrezco.

Desde que tengo memoria, una de las sensaciones que más tristeza me provocan es ese hueco en el estómago y el corazón que aparece cuando me resigno a algo; algunos le llaman "dejar ir" y sienten liberación, yo siento el rasguño que antecede a la cicatriz.

Cuando era pequeño, era imposible que comiera algo con mayonesa; el simple aroma me provocaba arcadas y ojos llorosos. Fuchi la mayonesa, pensaba entonces.

Cuando era pequeño, era muy fácil resignarme a aceptar lo que me tocaba o lo que no; el simple hecho de pedir algo diferente me provocaba miedo y culpa. Ni modo, así es esto, pensaba entonces.

Fui creciendo y me volví un poco más tolerante a la mayonesa; la podía comer en pequeñas dosis, siempre y cuando estuviese aderezando algún alimento que opacara por completo su aroma y sabor. Mi paladar cambió.

Fui creciendo y me volví un poco menos tolerante a la resignación; aprendí que podía hacer valer mi voz y comunicar lo que quería y lo que no, que mis sentimientos eran válidos. Mi razonamiento cambió.

Actualmente sigo odiando la mayonesa, pero de vez en cuando me resigno y me la como; su aroma, su textura y su sabor inundan mi paladar y me sigue pareciendo un alimento asqueroso, pero aguanto las arcadas, mastico y me trago el bocado. Ni modo, es lo que hay.

Actualmente ya no me resigno tan fácil como antes, pero de vez en cuando tengo que aceptar que hay situaciones que son como la mayonesa; odio lo que me hacen sentir, me provocan dolor, tristeza, vacío en el corazón y pensamientos obsesivos acerca de un hipotético "hubiera", pero me aguanto las ganas de hacer cosas desesperadas, dejo salir las lágrimas y me trago el bocado. Ni modo, es lo que hay.

Odio la mayonesa y odio tener que resignarme, pero me resigno a que muchas cosas de la vida son como la mayonesa. 

Apestan, sí, y ya ni modo.

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