Por lo regular, los jueves son los días en los que siento que las horas después del trabajo me rinden más.
No sé a qué se deba, pero así es.
Mi teoría es que, como mi mente ya está pensando en que al día siguiente es viernes y podré ir a acariciar a Pony (mi perro), platicar con mi mamá y ver futbol con mi papá, mi cuerpo se siente más relajado y feliz.
Dado que mi vida social no es muy activa, los jueves son mis días favoritos para hacer quehacer.
Aprovechando que mi roomie no se encontraba en casa, hoy decidí poner a (casi) todo volumen la música que tengo guardada en Spotify.
Mientras hacía la limpieza, descubrí algo de suma importancia: necesito con urgencia armar varias playlist para hacer quehacer.
La triste, para llorar y trapear con las lágrimas.
La alegre, para sacudir al ritmo de unos cumbiones.
La tipo karaoke, para cantar mientras lavo trastes.
Y así, todas las variantes.
El descubrimiento no llegó de la nada; justo hoy me pasó que estaba muy inspirado cantando "Only", de Nine Inch Nails, mientras preparaba la cubeta con Fabuloso Lavanda y un chorrito de Cloralex, cuando de pronto terminó la canción.
El shuffle decidió romper el breve silencio con los acordes de "No te voy a perdonar", de Cañaveral.
Los cambios tan bruscos me alteran, oigan.
¿La buena? Mñeh con las apariencias.
Que los vecinos sepan que en este edificio vive alguien orgulloso de ser Ecatepense.
¿La mala? No tengo con quien bailar cumbias.
¿La peor? Soy pésimo haciendo playlist.
Sus sugerencias son bienvenidas.
Y sí, estoy loco. ¿Ustedes?
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